Antecedentes
El primer
problema que intentó resolver el colonialismo ingles frente a las luchas de
liberación nacional fue introducir el
método de organización y desarrollo de
la comunidad que se empieza a aplicar en la India en 1946, convirtiéndose este en un “sedante
masivo” para evitar la independencia del país. La primera mitad del siglo XIX
se distingue, en América Latina, por las luchas de independencia y por el proceso de formación de los estados
nacionales, son perceptibles dos movimientos que estarán en la evolución posterior de América Latina: de un lado surge una burguesía europeizante
que pretende liquidar el pasado precolombino y colonial y que busca integrar
las distintas regiones en las corrientes del comercio internacional en
expansión; de otro, se manifiestan fuerzas tendientes a romper las estructuras
de dominación impuestas por el régimen colonial que buscan integrar las masas
indígenas en el cuadro político social y definir una personalidad cultural autónoma[1].
América Latina fue para Estados Unidos solo una expresión geográfica, lugar
donde se intensificaron y expandieron los capitales y el control de empresas,
situación que creó una dependencia y dominación no solo en los aspectos
económicos, sino en también en lo
político controlados por los organismos panamericanos. ¿Cuándo América Latina
dejó de constituirse en una expresión geográfica para convertirse en un
continente que formara una conciencia histórica? ¿Dónde empieza el continente
latinoamericano a independizarse de los organismos panamericanos? A partir de la primera guerra mundial con la
expansión norteamericana el continente tomo conciencia de que solo un
estrechamiento de los vínculos latinoamericanos permitiría modificar de manera
significativa las condiciones de dialogo con los Estados Unidos. Esto da
nacimiento a la CEPAL
(Comisión Económica para América Latina) en 1948, en Santiago de Chile. La CEPAL constituye en cierta
manera el punto de referencia en la formación de una nueva conciencia
latinoamericana; como apuntaba Pablo González Casanova, un nuevo paradigma,
entendido este como una forma de plantear
y resolver problemas[2]
uno de ellos lanzado por Raúl Prebisch desde la misma CEPAL , con su concepto
de centro - periferia, concepto que
permitió encontrar un punto de quiebre tanto en el nivel mundial como en el
interior de las distintas regiones del mundo: hoy se piensa y se analiza, en
términos de centros que tienen periferias y de periferias que tienen centros. Desde los años cincuenta en América Latina se
ha impulsado dos corrientes fundamentales en lo económico, uno el desarrollismo
y el otro el neoliberalismo. La expresión desarrollo se incorpora para designar
aquellos procesos en cuya virtud, los esfuerzos de una población se suman a los
de su gobierno para mejorar sus condiciones económicas, sociales y culturales
de las comunidades e integrar a éstas a la vida del país y permitirles
contribuir plenamente al progreso nacional[3].
En ese sentido, el desarrollo se generó a partir de programas comunitarios, algunos de ellos se pueden ver
en el siguiente cuadro.
Perspectivas
A partir de la
segunda mitad del siglo XX América Latina empieza a construir un pensamiento
articulado a la vida de los grandes movimientos sociales y populares, en este
sentido, las ciencias sociales se preguntaban si la investigación de las
realidades latinoamericanas se orientaban por la teoría, por los resultados
empíricos o por la de conceptos. Siguiendo este último enfoque las ciencias
sociales latinoamericanas se orientaron por buscar la herencia, la formación y
la reestructuración de los conceptos y categorías que América Latina ha
formulado y reformado y que constituyen su aportación a las ciencias sociales
de la región y del mundo. Conceptos tales como independencia política, orden,
progreso, libertad, revolución, marginación, centro – periferia, dependencia,
colonialismo interno, sistemas políticos y sistemas de poder, sociedad informal
y formalismo autoritario entre otros ponen énfasis en una nueva forma de darle
sentido a una historia construible definiéndose a sí mismo dentro del orden
internacional y del mundo global. Es fundamental preguntarse ¿el tipo de
conocimiento que buscamos, planteamos o discutimos es adecuado para la
construcción de la historia? ¿Qué conceptos pueden articularse o activar lo
social? ¿Bajo que modelos captamos lo real? La realidad plantea dos exigencias,
una su explicación (bajo un ángulo) y la otra la de su potenciación (ángulo de
la acción).
.
[1]
FURTADO, C.; (1985), La Economía
Latinoamericana. Formación histórica y problemas
contemporáneos. 18ª edición. Siglo XXI.
[2]
CASANOVA, G. P.; “Reestructuración de las ciencias sociales: Hacia un nuevo
paradigma” en Ciencias Sociales: Algunos conceptos básicos. México, 1996. Siglo
XXI.
[3]
FOLLARI, R, et. al. (1984) Trabajo en comunidad: Análisis y perspectivas.
México. Universidad Autónoma del Estado de Sinaloa.